Nuestro Monte Rosa. Macugnaga a Pecetto y el Glaciar Belvedere. Valle Anzasca,

La dureza de la larga etapa del día anterior obliga a escoger una ruta alternativa para evitar otra larga y muy dura etapa en precarias condiciones físicas. Así que tres miembros del grupo decidimos tomárnoslo con más calma y contratar un taxi para que nos lleve por la tarde desde Macugnaga a Alagna Valsesia. Eso nos deja libre la mañana, buen momento para hacer una ruta más suave por el valle del río Anza, hasta llegar cerca de la parte baja del cauce del glaciar Belvedere, cuya belleza pudimos apreciar bien, aunque desde la distancia, en el descenso del Paso Moro. El resultado ha sido una ruta de longitud y desnivel medio-ligero, con partes de trayecto urbano, absolutamente preciosa.
Macugnaga/Staffa es, posiblemente, el núcleo urbano más próximo al glaciar del Monte Rosa y la Punta Dufour, máxima altitud de ese macizo. De esa punta precisamente podemos imaginar saliendo los crestones Imseng y Marinelli, entre los cuales se dispone el estrecho Canalone Marinell, cuya salida se continúa más directamente con el Glaciar del Belvedere, en un descenso conjunto de 2800 metros en poco más de 6 km. Hacia el final el bellísimo valle alpino muestra una fisonomía típica de esos estrechos valles glaciares, que luego se prolongan durante decenas de kilómetros en los que no es extraño ver profundas y estrechas gargantas cerca de pequeños llanos donde sus habitantes dejan sus huellas entre construcciones y huertos. Y, por cierto, en algunos lugares se encontrarán construcciones, habitualmente religiosas, de considerable antigüedad, y restos de cabañas de piedra aún en pie, que nos dan idea de la dureza de la vida rural en este entorno en siglos pasados.
Con tan escaso bagaje de conocimientos, y un mapa no muy claro, iniciamos a ruta en e centro de Macugnana, saliendo hacia el oeste por un camino asfaltado que nos llevará hasta la Chiesa Vecchia, del siglo XIII y bien conservada, que merece la pena conocer, al igual que el cementerio que la rodea. Desde aquí seguimos por una cómoda pista asfaltada, pasando por un gran aparcamiento, hasta llegar al pequeño núcleo urbano de Pecetto, agradable lugar de construcciones típicamente alpinas, donde el valle empieza estrecharse y aumenta la pendiente del camino. Pronto pasamos a un excelente sendero, próximo a un arroyo, que se unirá después al río Anza. Nos acercamos poco a poco a la ladera derecha del valle, pasando al otro lado del arroyo por un pequeño y simple puente, y pronto llegamos a una preciosa cascada, en cuyo fondo se forma una preciosa poza; hay dos jóvenes sentados, pero sospechamos que pocos se atreverán a bañarse ahí, aunque el lugar es muy bello. Aquí comienza el sendero una rápida subida por un sendero no muy cómodo, protegido por barras de metal y cuerdas. El sendero termina poco más adelante, por lo que no merece la pena hacer la subida, salvo para conseguir una mejor vista de la parte alta del glaciar y el Jägerhorn; Las puntas Dufour y Nordend quedan más hacia la izquierda, y probablemente fuera de nuestro campo visual, pero la visión del campo glaciar es tan espectacular que casi es secundario si se ven o no dichas puntas desde donde estamos.
Es tiempo de dar la vuelta, y lo hacemos bajando hasta el arroyo que hemos cruzado, para ahora seguir algo más hacia el sur, en busca de un gran muro de hormigón que continúa la morrena norte del glaciar Belvedere en el inicio del río Anza, que seguiremos hasta las proximidades de Pecetto, donde intentamos seguir por senderos estrechos entre la ribera boscosa pero el que elegimos inicialmente se interrumpe al cruzar un arroyo por la caída de algunas piedras que a no dudar formaban un paso sobre el arroyo; esa caída ha debido ocurrir hace años porque la vegetación ya había crecido bastante cerca del cauce, pero el sendero sigue bien marcado. Volvemos atrás y encontramos un paso elevado por una pasarela de hormigón (cuidado con los posibles resbalones, porque en el suelo hay bastante moho) y así alcanzamos la zona urbana, para luego seguir por una pista vecina al río hasta llegar a Staffa, y alcanzar poco después el centro de Macugnaga.
En conjunto una ruta que merece la pena hacer, sobre todo si no se tiene la fuerza, tiempo o ganas necesarias para hacer cosas mayores. Desde luego, como paseo o ruta suave de senderismo esta ruta es muy recomendable.